sábado, junio 25, 2011

Mujeres oh mujeres tan divinas,no queda más remedio , que adorarlas!



Un granjero lleva su camioneta al pueblo y el mecánico dice que tiene que dejarla hasta el día siguiente, así que decide regresar caminando a su granja, que no queda lejos. En el camino pasa por la ferretería y compra un balde y un tarro de pintura. Allí, un colega le entrega dos gallinas y un ganso que le debía.
Ahora nuestro granjero tiene un problema: cómo llevar todo a casa caminando. Mientras piensa cómo hacer, se le acerca caminando una señora madura y le pregunta cómo llegar a la granja de los González; el granjero le dice que va en esa misma
dirección, y que si no tuviera que llevar esa carga la acompañaría.
La señora dice: -¿Por qué no ponés la lata de pintura en el balde? Lo llevás en una mano; te pons una gallina debajo de cada brazo y llevás el ganso en la otra mano...

El granjero sorprendido agradece y comienza a acompañar a la señora. En un momento
le dice: -Conozco un atajo, que nos saca del camino principal, pero nos ahorramos un kilómetro.
La dama lo mira con desconfianza y responde:
-Soy una viuda solitaria sin un hombre que me defienda. ¿Cómo sé que no me vas a llevar por el medio del campo, me vas a poner contra un árbol y vas a abusar de mí?
-¡Pero señora! Aun cuando quisiera, ¿cómo hago? Llevo un balde, una lata de pintura,
dos gallinas y un ganso. ¿Cómo hago para apretarla contra un árbol y abusar de usted?
- Pues, pones el ganso en el suelo, lo cubres con el balde, colocas la pintura
encima del balde y yo te aguanto las gallinas...

jueves, junio 23, 2011

Feliz Día, abogados!



En un mundo (o submundo) tan ingrato, plagado de grandes contrariedades, donde la axiología quedo relegada a un recóndito lugar del subconsciente y apolillada en las paginas vetustas de viejos tratados de filosofía y sociología, pareciera tener, poco o ningún sentido hacer uso de ella para referirnos a la concretización de aquel adagio de dar a cada quien lo suyo o atribuir el justo valor a nuestra conducta ciudadana con el fin de vivir adecuadamente en sociedad, restituyendo el orden natural ante las situaciones jurídicas infringidas.

Ajustarse a normas para la diaria convivencia, ha representado siempre, una gran disyuntiva, toda vez que el hombre, en su devenir constante, le cuesta adaptarse al otro y aceptar bajo coerción o consenso adecuar su comportamiento a la sujeción de principios normativos.

No obstante, dentro de la historia de la sociedad, el comportamiento humano ha transitado por traumáticos procesos que le han inducido a entender, a un alto costo en muchos casos, la necesidad de seguir reglas de juego para mantener el orden social y la vida ciudadana. Claro está, existen sociedades mas avanzadas que otras en estos procesos evolutivo-involutivos, y situaciones apremiantes que conllevan a casos de verdadera barbarie, como las que nos encontramos sujetos a padecer, por nuestra propia culpa colectiva, por ejemplo, los venezolanos, que hemos y estamos transitado y vivimos 13 años de total involución societaria, tratando de arraigar y remozar viejos, vetustos, anacrónicos e inaplicados modelos societarios en pleno siglo XXI, bajo la premisa de un “vivir igualitario”, con oportunidades de protagonismo social para los desposeídos que ha acarreado, mas marginalidad, atraso y subdesarrollo.

En este sentido, la “justicia” ha corrido si se quiere, con la peor parte, porque la popularmente llamada “dama ciega” que la representa, ha traspasado los calificativos, incluso de asimilarla con la ya antigua canción de Shakira ,“bruta, ciega y sordomuda”, para convertirse en una parapléjica dama, que ya ni siquiera recuerda qué valores representa; y por otra parte sitúa a quienes la representan y ejercen la profesional diaria labor, de preservar esos valores y hacer de ellos una consigna profesional que inhiba el ilícito proceder o al menos aminore o contrarreste el desbordamiento social que su incumplimiento genere, para preservar y restablecer el orden jurídico infringido, en suerte de peones de un vetusto ajedrez, inocentes cristianos de un coliseo que esperan ser lanzados a los leones como integrantes de un despiadado espectáculo en el que constituyen "todos" (buenos,regulares y malos) el pan de un circo cruel. Aquí los profesionales del derecho, deben hacer valer, no solo los conocimientos adquiridos, sino la sagacidad, valentía y constancia necesaria, para subsistir, sobrevivir y mantener: decoro, dignidad y subsistencia, batallar contra el descrédito, de ser considerados, históricamente, como “ladrones de cuello blanco” y tratar de recuperar, a veces en vano, la confianza y credibilidad de un colectivo que ni siquiera es capaz de creer en si mismo, mucho menos ajustarse a su cuota parte de responsabilidad ciudadana para mantener dicho equilibro social.

Por eso, este 23 de junio, al festejarse el día nacional del abogado;cualquiera podría preguntarse, para qué festejarlo, en un país donde la justicia no existe, donde a diario se vulveran, vejan y violan los derechos ciudadanos, donde la magistratura dejó ser esa "imparcial"instancia a queéacudir para dirimir conflictos con imparcialidad y justeza para convertirse en la mas aberrante muestra de abuso de poder, irrespeto y complacencia gubernamental.

Sin embargo, es con esa lucha diaria, ante la adversidad cotidiana, con la que se crecen las almas nobles, dotadas de la fuerza, talento, dignidad y perseverancia necesaria para ser combativos y tratar de salir airosos, dignificados, de cada nuevo reto, ante la intolerante mirada de muchos; el inmerecido compartido escarnio al que se ha estado involuntariamente sujeto y devenir constante, de una cotidianidad cierta, que se debate en la ordinariez de la inclemente mirada de muchos y el esperanzado esfuerzo, de quien se ha formado y forjado como instrumento efectivo de lucha, dedicación y certera eficacia, de creer y pensar, que no hay peor batalla, que “aquélla que no se libra, por todo aquéllo en lo que firmemente se cree y por lo que se ha luchado tanto”

Feliz Día, abogados venezolanos!

lunes, junio 20, 2011

De amor y de sombra

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A la sombra de aquel recuerdo, quisiera acobijar, ahora, ese torrente sentimental que se aglomera en el alma para nublar el entendimiento y hacerme recordar, si bien no cuán feliz fui; al menos, cuánto lo creí ser...
Es impresionante como, al finalizar una relación amorosa (de las de a dos)podemos, a veces, darnos cuenta de lo mucho que creímos, erramos y fallamos al pensar, haber sido dueños del universo entero y vanagloriarnos con la sentir que bajo el influjo de ese hermoso sentimiento, no solo seriamos capaces de abordar y vencer cualquier temeridad sino además, de activar en nuestra vida, el “felices por siempre”, para dar fin a un precedente histórico de desaciertos y "guayabos" de pronóstico reservado.

Y es que, la mundana fragilidad sucumbe ante la penosa debilidad de nuestro ser, que reclama tanto de atención, afecto y cercanía, que es tan fácil caer presa de situaciones engañosas, en las que la necesidad prevalece sobre la veracidad de lo actuado, presenciado y vivido; caemos presa de nuestro propio juego amatorio y perdemos de vista lo evidente porque terminamos viendo, oyendo y sintiendo, lo que queremos ver, oír y sentir, para luego terminar recogiendo, los pedazos rotos de nuestro propio collage de ensueño formado de retazos de ilusoria existencia.

Por eso la necesidad de atesorar el amor, preservarlo, vivificarlo y hasta si se quiere, guardarlo a la sombra del reposo expectante, de aquellas situaciones ciertas, autenticas; que sin estar desprovistas de romance y emoción igualmente constituyen parte importante de nuestra vida mundana y ciudadana.

Y bueno, podríamos preguntarnos entonces, Cómo atesorar el amor? Bueno, sin pretender ser ningún gurú del asunto; más sin embargo, entendiendo, desde la carencia vivencial, que no solo es amor, aquello que “se siente” entre quienes deciden, concertada y afectivamente compartir vida en pareja, que este sentimiento se alberga en el alma de todo ser vivo; particularmente en nuestro caso, se extiende y hace presente a lo largo de nuestro diario acontecer vital; vale decir, todas y cada una de las etapas de nuestra vida, desde la concepción, infancia, adolescencia, juventud, adultez y vejez y en tal sentido se manifiesta con nuestros padres, hermanos, familiares, amigos; tomando desde luego especial consideración también, para el caso del amor de pareja, como quiera que sea visto en la modalidad que sea, sin exclusión, pues toda manifestación consciente y voluntaria de dos seres dispuestos a valorarse o revalorarse, quererse, apreciarse y respetarse para compartir juntos un destino común debe ser objeto de respeto, pero, sin que por ello implique que deba sujetarse la existencia del amor y su manifestación plena circunscrita a este hecho maravilloso, que puede presentarse o no, pero cuya ausencia, o extinción momentánea (créanme, se han visto casos!) ni desvirtúa ni desmerece el significativo hecho de nuestra importante mundana existencia y el desconocimiento del AMOR en nuestras vidas, “en cualquiera de sus otras importantes manifestaciones”.

Hecha la aclaratoria, disfrutando, agradeciendo y respondiendo al AMOR de siempre, ese que por ser tan diario, a veces pasa desapercibido a nuestra vista, dejando descansar en la sombra su otrora manifestación, junto a sus primos hermanos, el deseo, la lujuria, el placer y la pasión; podríamos despedirnos, parafraseando el viejo adagio:” tres cosas hay en la vida: salud, dinero y amor; el que tenga esas tres cosas, puede dar gracias a dios”.


domingo, junio 19, 2011

Otro día para festejarte, padre!



Bueno, de nuevo estamos acá, otra vez, para honrar, a quien honor merece.

Muchos critican, desde su justificada experiencia, el festejar el dia del padre, en un país donde esa figura,afectivamente, casi no prolifera lo suficiente, o se encuentra, la mayoría de las veces representada por las aguerridas madres, valerosas heroínas de la vida, que duplican su esfuerzo y grandiosa existencia, para ser "padre y madre" en una sociedad, (y que me perdonen, porque igual les adoro!), por ella fomentada. Ello en virtud de que está, más que comprobado, que el machismo latinoamericano se encuentra sustentado en la actitud complaciente y victimizante de un matriarcado dominante.

Pero esa, es mas que harina de otro costal, temática de otro post.

Yo lo entiendo y he evidenciado testificalmente.

Pero, afortunadamente, para este servidor y no pocos de mis congéneres, también existen muestras de paternidad masculina, dignas de destacar. Precisamente por eso, por haber dado plena prueba vivencial de entrega, responsabilidad y presencia afectiva y asertiva en nuestras vidas, por ser ejemplo de vida útil objetivada, de certera compañía, incluso, mas allá de haber eximido o reprobado con su rol de esposo, arrejunte, pareja o marido, existen hombres que en su inmensa valía, constituyen asidero de afecto, muestra de compañía, ejemplo de responsabilidad y honrosa presencia.

A ellos, mis mejores deseos, respeto y salutación,hoy y siempre.

Feliz día, papá!